OCTUBRE de 2019 Atacama despertó

Desde hace muchos años, la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos de Atacama conmemora el paso de la Caravana de la Muerte por Copiapó.  El 17 de octubre de 1973 dejó esta herida que familiares y amigos se han comprometido en no olvidar y que junto a algunos partidos políticos como el Comunista y socialista recuerdan -en actividades muchas veces conjuntas- con una velatón, misas, una romería al cementerio que parte desde la plaza de Copiapó atravesando las calles más transitadas de la ciudad hasta el frontis del Cementerio donde hay un mural con los nombres inscritos de las víctimas ejecutadas o aún detenidos desaparecidos por la dictadura. Es una caminata donde cada año gritan los nombres de los ejecutados y detenidos desaparecidos, junto a carteles, un lienzo de PVC con sus rostros y sus nombres, algunos años un puñado de personas, otras veces más acompañada.

Octubre del 2019 encontró a esta organización en sus actividades de memoria. Al enterarse a través de medios de comunicación y redes sociales de la represión que estaba ocurriendo en Santiago, en contra de los estudiantes secundarios y la población que los apoyaba por la evasión masiva en el metro por el alza del pasaje en $30 pesos, se organizó para el día viernes 18 de octubre una Velatón afuera de la catedral de Copiapó en la noche, en solidaridad con los estudiantes y en contra de la represión, la que contó con la participación de alrededor de 30 personas y se desarrolló sin inconvenientes, mientras en Santiago a esa hora se vivió uno de los más grandes estallidos sociales ocurrido en las últimas décadas.

El sábado 19 de octubre, a través de redes sociales llegaban diversas convocatorias  para asistir a una manifestación a las 17:00 horas en la Plaza de Armas, con el mismo fin de expresar el malestar ciudadano en contra de las alzas y las políticas económicas y sociales que tienen a los chilenos sobre endeudados, la que congregó en esa tarde a más de 5 mil personas.

Una vez reunida la gente en la plaza, realizaron una marcha por calle Chacabuco hasta Copayapu y luego regresar por Colipí hacia la plaza. En Chacabuco eran más de tres cuadras colmadas con mucha gente que marcharon de manera espontánea con banderas chilenas, cacerolas y bubuselas, al llegar de vuelta a la plaza se había duplicado la cantidad de personas. Se tomaron la calle frente a la Intendencia, entonando cánticos y tocando sus sartenes, luego un grupo comenzó a mover las rejas que habían dispuesto afuera de la Intendencia ante lo cual carabineros respondió con el lanzamiento de bombas lacrimógenas. En su comunicado oficial indicaron que los manifestantes querían asaltar la Intendencia, en cambio, las personas presentes, indicaron que sólo fue un acto de reacción ante su presencia.

La manifestación fue reprimida por carabineros con bombas lacrimógenos lanzadas por manos al principio y después con sus escopetas, gases que se esparcieron por toda la plaza y calles circundantes, afectando a todas las personas, incluyendo adultos mayores, niños y niñas menores de edad, incluso lactantes, provocando la indignación de la gente lo que llevó a muchas personas y jóvenes en general, a responder con piedras o cualquier elemento que se pudiese arrojar en contra de los carros policiales y la represión. Mucha gente se fue, pero otros se quedaron y estos sucesos de transformaron en enfrentamientos entre carabineros y manifestantes, los que se trasladaron por las principales calles del centro de Copiapó, en donde los contenedores de basura fueron los principales elementos que se usaron para hacer barricadas.

La mayoría de las oficinas de bancos, afp, isapres, grandes tiendas comerciales, farmacias, entre otras, fueron atacadas recibiendo la furia de los copiapinos por años de abusos. También algunas reparticiones públicas recibieron los embates de la protesta así como las dependencias del edificio consistorial del Municipio de Copiapó.

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Las murallas también fueron parte de la expresión popular con rayados como “Nos quitaron tanto, que nos quitaron hasta el miedo”, “Guerra a los Ricos”, “No más Aguas Chañar”, “No más AFP”, “Los cambios reales se hacen sin permiso”, “No más robo, Chile despertó”, “Devuelvan el Río”, “A.C.A.B.”, entre otros. Con el pasar de los días,  las manifestaciones y enfrentamientos se trasladaron a las avenidas Copayapu y Circunvalación hasta altas horas de la noche.

Hubo muchas personas heridas con perdigones y bombas lacrimógenas que fueron disparados al cuerpo de los manifestantes. Si bien en el Hospital se registraron 27 atenciones, varias personas por temor a ser detenidos no se presentaron a dicho recinto. En el primer día, según registro de carabineros, hubo 57 detenidos.

Al día siguiente, el domingo 20 de octubre se repitió la convocatoria, esta vez aparecieron las pancartas con las demandas sociales más sentidas por la comunidad, “No + AFP”, “Historia y Educación Física en la malla”, “Educación Gratuita”, “No al TTP”, “Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden”, “Cuando un pobre se roba un plasma le dicen delincuente, cuando un rico roba un banco, le dicen Presidente”, entre otras.

Manifestantes hacían sonar ollas o gritaban “Piñera, renuncia”, como una forma de manifestar su descontento y rabia, pero en forma pacífica. Se repitió la represión violenta y los enfrentamientos, con la diferencia que esa noche se registraron saqueos en algunas tiendas del centro, en 2 supermercados y el Mall Plaza. Se registraron 98 detenidos por carabineros y 37 personas atendidas en el Hospital, dejando en claro, que la cantidad real de heridos es superior a la cifra oficial. Todo esto según reportó el periodista Jorge Oporto en sus redes sociales.

ESTADO DE EXCEPCIÓN

En Copiapó se decretó estado de excepción el día lunes 21 de octubre desde las 20:00 horas hasta las 06:00 horas am, que duró 7 días,  pero que no detuvo las movilizaciones sociales. En esos días se siguieron desarrollando marchas al mediodía y en las tardes. En las noches se realizaban caceroleos y en las poblaciones se levantaban barricadas por las principales calles y avenidas. La represión policial se profundizó y el miedo se instaló en las esferas del poder, que no sabían qué hacer. También comenzaron a aparecer personas infiltradas en las manifestaciones.

Varias organizaciones sindicales y gremiales pararon en esos días, algunas por unos días y otras de manera prolongada o indefinida. Algunos locales comerciales restringieron sus horarios de atención y comenzaron a instalar paneles metálicos de protección en sus ventanas y puertas. También los establecimientos educacionales estuvieron paralizados o sin clases por un tiempo, los públicos de manera permanente, al igual que algunos particulares subvencionados ligados a la Iglesia Católica, en cambio los particulares que cuyos recintos estaban más lejos del centro continuaron con sus jornadas habituales.

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Canto, música y bailes caracterizaron las manifestaciones de protesta acontecidas, apreciándose un grupo etario entre los 14 y 35 años, a cara descubierta, y que portando una multiplicidad de pancartas ponían de manifiesto sus inquietudes y anhelos.

 

Canciones como “El Aparecido” y “El Derecho a Vivir en Paz” de Víctor Jara y luego “El Baile de los que Sobran” de Los Prisioneros, iniciaron las expresiones artísticas que en el transcurso de los días se extendieron a cuecas, danzas modernas, música y canto de los pueblos originarios, malabarismo, batucadas, caporales, hasta Free-Style y K-Pop.

Pancartas desde “No Más AFP”, hasta “Las medidas de Piñera son más chantas que la pensión de alimento de mi papá”, demuestran un amplio espectro social y cultural, transversal y de gran diversidad donde no existen líderes, caudillos y/o partidos políticos que conduzcan una rebelión social espontanea.

Quizás una leyenda que puede interpretar mejor este estallido social sea “No son 30 pesos, son 30 años de opresión al pueblo”, de abusos, de injusticia y de desigualdad. Treinta años que coinciden con el retorno a la “democracia” y la instauración de un modelo económico, político y social propio del capitalismo a ultranza. Esencialmente jóvenes, aunque se les han unido organizaciones gremiales, sindicales, ecológicas, ONGs, y otras pero cuyos dirigentes pertenecen a generaciones anteriores y familias, la movilización se concentra en la Plaza de Armas de Copiapó con recorrido por las calles céntricas de la ciudad y Avenida Copayapu, como va contando cada día el periodista Jorge Oporto en su cuenta de Facebook.

El día miércoles 23 de octubre el presidente Piñera ofrece un paquete de medidas, que no disminuyó las movilizaciones. Al contrario, continuaron aumentando en número de personas que asistían.

El día viernes 25, al medio día, se desarrolló una de las marchas más masivas de Copiapó, en medio del Estado de Emergencia decretado, cuya situación se replicó el día sábado 28 de octubre en la marcha de la tarde, con público completamente distintos. Las columnas que dieron la vuelta por calle Chacabuco, Parque Kaukari y calle Colipí, con una extensión de 900 metros, con la participación aproximada de más de 8 mil personas en cada día; en donde a las consignas sociales se sumaron “No estamos en guerra”, “No a la dictadura de Piñera”, “Militares vuelvan a sus cuarteles”, entre otras.

Es importante mencionar que a propósito del estado de excepción, hubo varias personas que sufrieron el trauma de ver a los militares en la calle nuevamente, principalmente adultos mayores, al recordar los hechos ocurridos en dictadura.

 

CAUSAS DEL ESTALLIDO SOCIAL

Según indicó la agencia AFP (Agence France-Presse) el 19 de octubre, una desigualdad social crónica, bajas pensiones, alzas en las tarifas del Metro, la electricidad, los costos de la salud; sonados casos de corrupción en la Policía y el Ejército y una creciente criminalización del movimiento estudiantil terminaron por desatar una de las mayores protestas sociales en décadas en Chile. Esta fue la nota con que explicaban lo acontecido:

Desigualdad crónica

 Ni su elogiada política macroeconómica ni ser el país con el ingreso per cápita más alto de América Latina (superior a 20.000 dólares), libran a Chile de ser uno de los países con la mayor desigualdad social de la región.

La fractura social entre una robusta clase alta, concentrada en una veintena de familias, y el resto de la población que hasta ahora se conformó con el acceso al consumo mediante un alto endeudamiento, está en el ADN de las masivas protestas sociales en Chile.

#Chiledesperto se transformó en la máxima tendencia de este sábado en Twitter, uniendo miles de mensajes que reflejan la rabia contenida por años.

“Hay cada vez más personas que independientemente del nivel de ingresos se siente fuera del pacto social”, explica a la AFP Marcelo Mella, analista político de la Universidad de Santiago.

 Sistema de pensiones y salud

 

El sistema de pensiones -una herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que pionero en establecer la capitalización absolutamente individual de los trabajadores, algo elogiado por los neoliberales- encabeza la larga lista de demandas.

Las pensiones en su mayoría se ubican por debajo del sueldo mínimo, que ronda los 400 dólares, mientras las llamadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que acumulan millonarias ganancias cada año, indignan a los chilenos.

 Alzas en servicios básicos

 Las “evasiones masivas” coordinadas en el Metro de Santiago a través de las redes sociales en la última semana, que desembocaron en las violentas protestas del viernes, fueron en rechazo al aumento en la tarifa de la hora punta, que subió 30 pesos chilenos quedando en unos 1,17 dólares.

Pero el alza en el precio del Ferrocarril metropolitano, que transporta a diario casi tres millones de personas, se sumó a otras alzas.

A principios de octubre, el gobierno aumentó 10,5% las tarifas de luz, en tanto no ha logrado una baja en el valor de los medicamentos, de los más altos de la región, mientras un sistema de salud privado cubre solo el 60% del valor de las prestaciones, deja afuera a ancianos y es tres veces más caro para las mujeres.

Escándalos de corrupción

Otro polo de descontento social es una escalada en los casos de corrupción, en una sociedad que años atrás se vanagloriaba de su transparencia.

Instituciones hasta ahora incuestionables, como el Ejército y la Policía de Carabineros -acusada de desviar casi 40 millones de dólares desde 2006- están sometidas a sendos procesos por corrupción, que en el caso del Ejército tiene procesados a dos de sus últimos comandantes en jefes.

La justicia ha perseguido también a algunas empresas, como la papelera CMPC, que acordó el pago de una gigante compensación tras aceptar coludirse con otras compañías para subir el valor del papel higiénico.

Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia (2016)  escribió en nuso.org, texto  que Ciper publicó en su página web, del cual rescatamos las siguientes citas que explican, en parte, las causas del estallido social:

Desde el 18 de octubre sacude Santiago y el resto de Chile una masiva protesta social, en la que amplios sectores medios y de las clases populares han concurrido a manifestar su rechazo al modelo neoliberal vigente.

Debe tenerse en cuenta que en Chile, desde 1973, se impuso por la violencia extrema un modelo neoliberal «de laboratorio», por la necesidad estratégica de demostrar, en el marco de la Guerra Fría, que la economía de mercado podía generar «desarrollo económico social» y no solo «subdesarrollo», como se planteó en el Tercer Mundo en las décadas de 1960 y 1970.

 A esos efectos se dictó la Constitución de 1980 (ilegítima), se aplicó el modelo neoliberal diseñado por la Universidad de Chicago, se habilitó la entrada libre para el gran capital financiero internacional y, por la reactivación económica producida por ese capital, se integró a Chile en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), por su carácter paradigmático. Para salvar ese modelo, se retiró al general Augusto Pinochet del comando superior del proceso (era disfuncional), y la vieja clase política civil chilena aceptó administrar la herencia recibida, como premio por traicionar sus viejas lealtades socialistas o estatistas.

 Los gobiernos neoliberales de fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI (de Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz Tagle, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera), sin atender a la dirección a la que apuntaba el movimiento ciudadano, no hicieron más que completar y perfeccionar el modelo neoliberal original dándole una apariencia modernista, democrática y futurista. Todo ello bajo el apotegma de que Chile era el «jaguar» de América Latina, una analogía con los «tigres» del Sudeste asiático… De este modo, privatizaron la educación, la salud, el agua natural y potable, la previsión, el transporte, las comunicaciones, las carreteras, la pesca, los bosques y las salmoneras y permitieron gigantescos entendimientos ilegales entre las grandes empresas y multimillonarios desfalcos y evasiones tributarias.

 Al mismo tiempo, la clase política civil se consolidaba como «carrera profesional» altamente remunerada, mientras persuadía a la clase política militar a compartir responsabilidades y la defensa de una fluida inserción de Chile en la economía globalizada, para permitir que las grandes inversiones extranjeras continuaran dentro del país impulsando su «desarrollo». Esta política descargó un enorme peso sobre los ingresos de la clase popular y en los grupos medios.

En contraste, Eduardo Aninat, ex Ministro de Hacienda, nos presenta su mirada sobre las causas del estallido, publicación realizada en el portal del diario La Tercera:

El pecado mayor fue olvidarse de la clase media, que le había costado mucho llegar hasta donde lo hizo: educar a sus hijos con o sin CAE, tener un auto pequeño para el grupo familiar, tener una libreta para una vivienda, aspirar a vacaciones en la costa central, tener celular y pagar con tarjeta de crédito. Ese acceso creó una clase media de casi el 60% de la población de Chile, que escuchaba las expectativas que se sembraron desde el discurso económico: empresarios, Banco Central, Hacienda, Economía, gobiernos, La Moneda, y que decían ‘mañana mejor’, ‘mañana mucho mejor’, ‘pasado mañana híper mejor’. Fuimos un país exitista. Y hoy esa clase media se aburrió, porque las promesas y esos discursos oficiales no se cumplieron según sus expectativas.

Desde otra mirada, Enrique Muñoz Reyes, Dr. en Didáctica de Historia, Geográfica y Ciencias Sociales y académico Facultad de Ciencias de la Educación Universidad Católica del Maule escribe:

En Chile existe una desigual distribución del ingreso entre los chilenos y las chilenas, y entre los diversos sectores sociales. El sistema de A.F.P. no entrega una pensión que permita vivir con dignidad a los jubilados. El dinero no les alcanza para satisfacer adecuadamente sus necesidades básicas. Sumado a esto, el sistema público de salud no logra cubrir la cada vez más alta demanda de atención médica.

Por otro lado, los chilenos y chilenas han sufrido con impotencia la colusión en los precios de los medicamentos por parte de las grandes cadenas de farmacias. Además, las empresas productoras y vendedoras de papel higiénico se coludieron en el precio de este producto de uso básico.

Instituciones del Estado como Carabineros de Chile y el Ejército, se han visto envueltas en actos de corrupción por parte del alto mando, lo que está siendo juzgado por los tribunales.

Los ciudadanos perciben que gran parte de la clase política está desvinculada de sus problemas y necesidades cotidianas. Junto a esto, existe una crisis de participación electoral, por tanto, una falta de representatividad de las autoridades electas.

Existen problemas medio-ambientales tan relevantes como, por ejemplo, la sequía y el calentamiento global, en conjunto con la privatización de recursos naturales, como es el caso del litio.

Otro punto de vista nos entrega Fernanda Paúl para BBC News Mundo:

Protestas en Chile: 4 claves para entender la furia y el estallido social en el país sudamericano. ¿Qué tan desigual es Chile?

 

Políticos y expertos afirmaron que el alza de la tarifa del metro es solo la “punta del iceberg” de los problemas que están aquejando a los chilenos.

 La palabra “desigualdad” se ha apoderado del debate en estos últimos días, con cientos de manifestantes insistiendo en que la brecha social en el país sudamericano es desmedida. Según reveló la última edición del informe Panorama Social de América Latina elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el 1% más adinerado del país se quedó con el 26,5% de la riqueza en 2017, mientras que el 50% de los hogares de menores ingresos accedió solo al 2,1% de la riqueza neta del país.

 Por otra parte, el sueldo mínimo en Chile es de 301.000 pesos (US$423) mientras que, según el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile, la mitad de los trabajadores en ese país recibe un sueldo igual o inferior a 400.000 pesos (US$562) al mes. Con este salario, los manifestantes alegan que un alza en el pasaje del metro es inconcebible.

 Más aún si se considera que el transporte público en Chile es uno de los más caros en función al ingreso medio. Así lo determinó un reciente estudio de la Universidad Diego Portales, de un total de 56 países alrededor del mundo, Chile es el noveno más caro. Así, hay familias de bajos recursos que pueden gastar casi un 30% de su sueldo en transportarse, mientras que dentro del nivel socioeconómico más rico, el porcentaje de gasto puede ser menos de un 2%.

 De esa manera, la sensación entre los ciudadanos chilenos es que no ha habido respuesta de los gobiernos de turno a una problemática que se arrastra hace décadas. Cristóbal Bellolio, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, asegura a BBC Mundo que “este es ciertamente un problema estructural del sistema socioeconómico chileno. No es un misterio que Chile es un país muy desigual a pesar de que hay mucho menos pobreza que antes”.

 “La situación de aquellos que salen de la pobreza sigue siendo muy vulnerable y se percibe que hay una clase de ricos que tiene todas las herramientas para saltarse las reglas“, agrega. Para Bellolio, el alza en el pasaje del metro finalmente se suma al incremento en el costo de la luz, del agua y a la crisis en el sistema público de salud.

 También tiene que ver con las pensiones: hace bastantes años que Chile está discutiendo una reforma al sistema de pensiones privado que, para muchos, tiene importantes deficiencias. “Es un cóctel que no provee de esperanzas de que vayan a ver tiempos mejores, que es justamente la promesa del gobierno de Piñera. Por el contrario, creo que la gente percibe que los tiempos son peores”, dice.

 Una opinión similar tiene Claudio Fuentes, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales. “Hubo un gran crecimiento de la clase media pero es una clase media precarizada, que tiene bajas pensiones, altos niveles de deuda, que vive mucho del crédito y que tiene sueldos muy bajos. Es una situación donde el día a día es precario, que vive con incertidumbre”, dice a BBC Mundo.

Todas las expresiones indicadas previamente, no son ajenas a la comuna de Copiapó ni a la Región de Atacama, donde también se expresa esta desigualdad a la que hay que sumarle la territorial, la relacionada con la Descentralización, donde el producto de las exportaciones se distribuye discrecionalmente por el centralismo político administrativo dejando o distribuyendo bajos recursos al presupuesto regional.

MESA DE UNIDAD SOCIAL

La Mesa de Unidad Social es una organización compuesta por, valga la redundancia, organizaciones sociales, gremiales, sindicales, ambientales, estudiantiles, culturales, comunidades pueblos originarios, partidos, movimientos, personas naturales, entre otros.

Esta se articuló el día lunes 21 de octubre en la mañana en el colegio de Profesores, primero como una coordinadora de organizaciones, después ampliada a los gremios del sector público y la CUT, la que desembocó en la Mesa de Unidad Social.

Como primer objetivo se articuló para identificar los principales objetivos en torno a las demandas sociales de Atacama y Copiapó; seguidamente se enfocó en torno al proceso Constituyente Originario y se firmó el Acta del “PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO”, en el cual se estableció que las personas tienen el poder para definir una nueva Constitución. También se impulsó el desarrollo de cabildos ciudadanos, por lo cual también se coordinó con los Municipios para la realización de la Consulta Ciudadana e incorporar en las preguntas las principales demandas locales.

Las organizaciones sociales se reunieron e hicieron una declaración conjunta en la que exigieron la renuncia de Piñera, el establecimiento de una Asamblea Constituyente conformada por el movimiento social y organizaciones de base e hicieron un llamado a mantener las movilizaciones.

En torno a las movilizaciones, desde la mesa se coordinaban principalmente las marchas de la mañana y algunas de temática especial. Cabe dejar constancia que las marchas de la tarde y otras en torno a temas específicos, fueron autoconvocadas por los actores ciudadanos movilizados.

PROCESO CONSTITUYENTE

Quizás una de las demandas más pronunciadas durante esos meses fue una nueva Constitución Política para el país. Asamblea Constituyente es lo que exigían muchos por las calles de todo Chile en sus carteles y fue incluido dentro de las principales demandas de las organizaciones, mientras algunas poblaciones, barrios, villas, condominios, etc, comenzaron a organizarse, algunos iniciaron la realización de cabildos autoconvocados para discutir las problemáticas sociales, similares a los desarrollados en el segundo gobierno de Bachelet cuando se buscó un proceso constituyente, el cual no concluyó.

El Gobierno, para no quedar fuera de la discusión ni del proceso, impulsó la realización de “Diálogos Ciudadanos” a través del Ministerio de Desarrollo Social, a través de una plataforma en internet llamada “el Chile que queremos” (www.elchilequequeremos.cl).

Por otro lado, el 7 de noviembre de 2019 la Asociación Chilena de Municipalidades realizó su propio plebiscito constituyente, el que fue respaldado por los 9 Alcaldes y Alcaldesas de las comunas de Atacama.

El 11 de noviembre en la comuna de Vallenar, los Alcaldes y Alcaldesas de la Región de Atacama se reunieron para abordar los alcances y desafíos para la implementación del acuerdo de la Asociación de Municipalidades de Chile (AChM), del llamado a una Consulta Nacional para que los ciudadanos y ciudadanas de todo el país se pronunciaran de manera formal, si estaban de acuerdo con una Nueva Constitución para Chile.

En ese marco los Alcaldes y Alcaldesas acordaron iniciar los acercamientos y diálogos directos con el mundo social, para impulsar una participación amplia y transversal de la comunidad como primer paso para un plebiscito que permita cambiar la carta fundamental. Inicialmente esta consulta se realizaría los días 07 y 08 de diciembre y en ella la comunidad además se pronunciará para priorizar las demandas sociales más sensibles y urgentes, y de esta manera avanzar hacia un Chile más justo tal como lo demandan a diario millones de chilenos y chilenas. El 13 de noviembre se anunció que se incluirá adolescentes en la consulta ciudadana.

El 14 de noviembre se realizó exitoso encuentro de los actores sociales en Mesa de Unidad Social que junto a los Alcaldes, Alcaldesas y Concejales de la región, se manifiestan por la realización de Consulta Ciudadana para una Nueva Constitución en Atacama.

Por otro lado, una semana antes se llevaron a cabo diversas reuniones y conversaciones entre los partidos tanto del oficialismo como de la oposición para definir cuál sería la mejor fórmula para llevar a cabo el proceso, donde las opciones de un plebiscito de entrada y de definir un quórum de 2/3 para modificar la Carta Magna parecían ser los puntos de mayor controversia. La madrugada del viernes, tras 15 horas de reunión, las fuerzas políticas del país anunciaron un histórico acuerdo. Mediante un plebiscito de entrada en abril de 2020, la ciudadanía podrá, primero, definir si quiere o no que se redacte un nuevo texto. Luego, podrá escoger entre dos mecanismos para que se constituya la Carta Magna: una Convención Constitucional -donde todos los integrantes son elegidos por votación popular- o a través de una Convención Mixta Constitucional -donde el 50% son miembros elegidos por voto popular y el otro 50% estaría compuesto por actuales parlamentarios.

El acuerdo inicialmente fue rechazado por diferentes fuerzas políticas, inclusive por dirigencias de las bases de los mismos partidos firmantes.

Finalmente la Consulta Ciudadana impulsada por los Municipios se realizó el 15 de diciembre de 2019. Para el control de los registros se usaron los padrones electorales de la votación del año 2017, también cabe consignar que se realizó sin el resguardo de militares ni de carabineros. El Liceo El palomar, espacio habilitado para que votasen los jóvenes menores de 18 años, fue tomado la noche anterior, principalmente por las demandas nacionales y las peticiones de justicia por los muertos durante la administración del gobierno y todos los heridos. En su defecto y en acuerdo con los organizadores, se habilitó una mesa en el Salón Alicanto para que los jóvenes que querían sufragar lo pudiesen hacer.

Si bien el acuerdo del plebiscito de abril, tuvo rechazo de varios sectores, con el pasar de los meses, la mayoría asumió que de hecho se realizaría este hito constituyente, más aún cuando desde la derecha se desdecían y llamaban a votar en contra, inclusive ya está en marcha toda una contracampaña muy parecida a la campaña de Sebastián Piñera en la segunda vuelta, con el famoso chilezuela contra Guillier y las campañas de los evangélicos; mismos argumentos usados contra el cambio constitucional.

Igual de todos maneras existen movimientos que se oponen al Plebiscito, por considerarlo un elemento distractor de los cambios que está pidiendo la gente y ser parecido al plebiscito de 1988 en donde se ofreció que la alegría ya viene, pero que en la práctica, y como lo demuestra este estallido, nunca llegó.

Pero la voluntad de la ciudadanía, en medio de un pandemia, se expresó firmemente ganando el apruebo por 5.885.721 votos (78,27%) frente a 1.633.932 votos (21,73%) del Rechazo.